viernes, 24 de febrero de 2012
Saber que me lees...
Saber que una de mis mejores amigas lee mi blog y que además le sirve para organizar sus viajes... Realmente me gusta, me gusta mucho.
Concretamente el post sobre Berlín... Tiene la suerte de irse en estos días a esa ciudad tan increíble que tuve ocasión de conocerla en diciembre y que me dejó fascinada, a parte de helada (sí, por el frío que hizo durante esa semana)...
Seguro que la disfruta.
Y si sigue mis consejos.. tanto los de este blog, como los que por teléfono he podido recomendarle... Seguro que todo sale a la perfección.
Por cierto, mis dos guías sobre Berlín también las tiene ella. La de National Geographic como la de Lonely Planet de cerca (edición de bolsillo). Para mí la mejor es la de Lonely, la he usado en mis viajes, por ejemplo en Argentina o en Marrakech... Y puedo decir que son ideales.
Espero que a tí te sirvan de ayuda.
Y sí, la foto de este post no es casualidad... es una chica parecida a tí.
Guapa, morena, con clase... Tan tú.
Te quiero.
Y para acabar, algo que solo entiendes tú : FVF.
Peace, L*.
lunes, 13 de febrero de 2012
Palmeras de Hojaldre rellenas de Chocolate.
Últimamente tengo más que poco tiempo, pero hoy en lugar de descansar con manta y sofá, opté por retomar la repostería, en este caso facilísima, rápida y vistosa.
Ingredientes:
- Una lámina de hojaldre fresco.
- Chocolate con avellanas, tipo Nocilla o similar.
Preparación: (20 minutos)
- Sacar el hojaldre de la nevera al tiempo que empieza a calentarse el horno a 200º.
- Es opcional pero si queremos podemos poner un poco de azúcar en la masa y amasar con un rodillo para que se quede bien adherido. Sino queremos añadirle azúcar estirar igualmente para que la masa quede bien repartida y fina.
- Cubrir de forma ligera con chocolate la masa de hojaldre. Es recomendable calentarlo mínimamente antes para su mejor manipulación.
- La preparación siguiente es lo que dará el resultado en forma de palmerita. Se debe doblar hacia el centro desde cada uno de los extremos de la siguiente manera:
- Repetiremos la operación, de los extremos hacía el centro para conseguir así un rectángulo con dos niveles de altura, por decirlo de alguna manera. Un buen sistema para hacerlo es en lugar de levantar la masa entera para doblar hacia el centro con las manos, podemos usar el papel sobre el que trabajamos (viene con el pack de hojaldres), levantándolo y llevando así la masa hacia el dentro.
- Cortaremos en porciones de no más de un dedo de grosor y pintaremos con huevo para que se doren bien en el horno.
- Colocar en la bandeja las porciones tumbadas y poner un poco más de huevo para que se doren por ese lado, donde se verá la forma de palmera.
- Para terminar, hornear durante cinco minutos, siempre vigilando, porque no sería de extrañar que por cuestión de segundos se nos quemasen todas. El hojaldre se hace muy rápidamente. El resultado a parte de la forma curiosa, es delicioso.
Como siempre, disfrutar en compañía, porque la cantidad de palmeritas es enorme y sobretodo, porque en compañía sabe mejor.
Peace, L*.
miércoles, 8 de febrero de 2012
San Valentín.
A días de San Valentín todo se llena de corazones, de color rojo y de anuncios que incitan al amor y a la pasión.
Escucho la radio y un señor de unos 40 años da consejos sobre cómo mantener una relación con amor y no con rutina, apatía y sin sentido, vacía.
Al final el secreto es mantener aquello que un día nos enamoró.
No dejarlo en el baúl de los recuerdos, echándolo de menos.
El oyente comenta sobre la magia que puede tener llevarle a su mujer el café a la cama, preparándole el desayuno mientras ella duerme, ir a recogerla al trabajo, comprar algo que sabe que le va a gustar por absurdo que parezca, hacerla reír, habla de no quedarse en casa y buscar cosas por hacer juntos, o de quedarse en casa pero no planchando, viendo la tele sin verla, sino que quedarse en casa sea una opción en pareja, para unirse, para quererse, para disfrutarse...
Disfrutarse... Mirar a tu pareja y disfrutarla con la mirada.
Habla de los tan importantes pequeños detalles.
San Valentín. 14 de febrero. Sí, muy romántico, regalitos por aquí, regalitos por allá... No me convence.
Y ¿el resto de días?
Sería perfecto hacer que todos los días tengan algo especial. Luchar porque no pasen sin más, como páginas en blanco. Hacer que los días tengan algo por lo que valgan la pena, que tengan algo por pequeño que sea que haga que al meterse en la cama una sonrisa se dibuje en nuestros labios.
Peace, L*
jueves, 2 de febrero de 2012
Marruecos y los Riads.
Por fin fuimos a Marrakech, llevaba tiempo esperándolo, con ganas e ilusión. Así que nos embarcamos en la aventura marroquí desde la más de las autenticidades.
Y es que escoger alojamiento en Marruecos puede ser todo un acierto si decidimos alojarnos en un Riad. Claro está que también existen los hoteles, muchos de ellos de lujo, pero eso le quita encanto y experiencia al viaje, ya que uno puede dormir en un hotel de lujo siempre que lo desee (o sin lujos) pero dormir en un RIAD... sólo en Marruecos.
Una vez decidido el Riad, solo hay que escoger entre la gran oferta que existe, pero como en todo, hay que mirar bien dónde, las referencias y tener claro lo que queremos y lo que no para luego no llevarnos sorpresas.
Una vez decidido el Riad, solo hay que escoger entre la gran oferta que existe, pero como en todo, hay que mirar bien dónde, las referencias y tener claro lo que queremos y lo que no para luego no llevarnos sorpresas.
¿Qué es un Riad?
Son casas tradicionales, donde antiguamente vivían familias marroquíes, aunténticas viviendas, remodeladas para uso turístico. Siempre mantienen la fachada original, por lo que la gran mayoría pasan inadvertidos entre las callejuelas laberínticas de Marrakech.
La palabra "dar" significa "casa", así la palabra "riad" además quiere decir "jardín", por lo que una vez abrimos la puerta del Riad, nos encontramos con la grata sorpresa de una pequeña terraza ajardinada, con plantas, agua incluso hasta piscinas.
Aparte del encanto propio que pueda tener un Riad, otra de las maravillas es su ubicación, pues se encuentran en la misma Medina, ciudad antigua de Marrakech, a diferencia de los hoteles que están a las afueras, en la parte nueva de la ciudad, que no tiene ningún tipo de atractivo turístico.
Estas casas suelen encontrarse tras "laberintear" mucho por la Medina, entre calles cada vez más estrechas siendo en ocasiones la puerta de entrada el final de un pequeño callejón sin salida. Abrir la puerta supone toda una experiencia porque tras dejar un sinfín de callejas, de gente, de idas y venidas, de comerciantes ofreciendo productos incluso a si mismos como guías para poder encontrar el Riad... nos encontramos con la paz, la tranquilidad, el silencio y la amabilidad que desde otro punto de vista tanto caracteriza a los marroquíes. La entrada seguida de un pequeño jardín, hace que uno pueda cambiar el chip y disfrutar de la relajación que ofrece.
Los edificios suelen ser cuadrados de dos o tres pisos con entre tres o seis habitaciones acondicionadas y preparadas para el descanso del viajero...
Nosotros nos alojamos en el Riad Dar Zaman, que recomendamos al 100% tanto por la restauración de la casa y su ubicación como por el trato ofrecido y el servicio excelente...
Nos contrataron el servicio de chófer para los traslados del aeropuerto al Riad, y menos mal porque uno puede tardar horas si escoge llegar por su propio pie sin antes haber estado, adentrarse en la laberíntica Medina lleva a la pérdida del viajero y a las vueltas y más vueltas para llegar a un punto que parece que nunca va a encontrar. Por suerte, el chico que nos estaba esperando en el Riad vino a recogernos a la parada de taxis.
La llegada al Riad fue bastante caótica al caminar por las callejuelas y, por qué no decirlo, nos asustamos bastante al ver que nos metíamos por callejuelas que llevaban a callejones sin salidas, haciéndonos dudar sobre la calidad del Riad gracias a nuestra ignorancia, pues uno de los encantos de los Riads es su ubicación, cosa que desconocíamos.
En Europa, pocos son los alojamientos de una calidad media alta cuya localización se encuentra en cascos antiguos, callejuelas, laberintos, callejones sin salida y algo deteriorados. De ahí nuestra preocupación.
La GRAN SORPRESA vino tras abrir la puerta.
Velas encendidas por el suelo, silencio, buen olor y dos personas del servicio esperándonos con la mejor de sus sonrisas. En el centro un pequeño jardín - terraza, con plantas y una pequeña piscina para refrescar los pies en la "calurosísima" estación veraniega marroqu, en la que superan los 45ºC.
Este patio hace de hall, punto de reunión y de encuentro con el personal del Riad... y une la escalera que lleva a las habitaciones con la sala de descanso y la sala comedor.
Este patio hace de hall, punto de reunión y de encuentro con el personal del Riad... y une la escalera que lleva a las habitaciones con la sala de descanso y la sala comedor.
Nos acompañaron a nuestra habitación, la de arriba de todo, justo en la terraza del edificio.
Donde se levanta la habitación justo delante de unas mesas, sofás, hamacas... Todo pensado para disfrutar del tiempo de descanso y relax en Marruecos.
Donde se levanta la habitación justo delante de unas mesas, sofás, hamacas... Todo pensado para disfrutar del tiempo de descanso y relax en Marruecos.
Las habitaciones de los Riads suelen ser algo especiales, no teniendo puerta en el baño ni en la ducha, solo una pequeña pared que no llega al final por ninguno de los extremos dejando la compuerta siempre abierta, por un lado hacia el lavabo y por el otro hacia la ducha, separado entre ellos por una pequeña pared.
La mujer, que se encargaba de las tareas para hogareñas, nos preparó una cena de lo más especial típica de Marruecos: ensaladas variadas marroquíes, tajines de pollo al limón acompañado de couscous y verduritas, crepes con mermelada de albaricoques y té de menta. Aderezado con un vino de la zona, bastante bueno.
¡Y un millón de detalles cuidados! Velas, chimenea encendida, servicio durante la cena sin faltar de nada, música... en una sala, solos, sin nadie más.
Un gustazo.
El desayuno al día siguiente, tras haber dormido más que bien, siguió la misma línea: café recién hecho (y bueno!no del que suelen poner en muchos hoteles aguado...), zumos de naranja recién exprimida, pasta de chocolate, pan con mantequilla y mermelada, crepes, yogur casero y té.
Completo.
Por otro lado, se encargaron de todo a lo referido a las excursiones, cosa que nos evitó perder tiempo en ir a tiendas o paraditas que ofrecían lo que buscaban y sobretodo en regatear el precio justo.
No hizo falta repetir dos veces lo que buscábamos, el primer día comentamos que queríamos ir a Essaouira y Ait Ben Haddou y, al día siguiente, el propietario del Riad (un inglés que se lo ha sabido montar muy bien) nos hizo las propuestas que nos parecieron muy bien, tanto por el precio como por la comodidad en lo que ofrecía, ya que se encargaron de reservarnos taxis, autobuses de una calidad máxima, chófers... Todo para que saliera a la perfección.
Quisimos experimentar un auténtico Hammam... Cosa que comentaré en un futuro post. También se encargaron de todo: de comprarnos jabón negro, champú, prepararnos toallas, comprarnos ellos mismos los tickets de entrada para evitar que nos estafaran en el precio...Y como no, nos acompañaron a la entrada del Hammam para que no nos perdiéramos. Muy valiosos los consejos que nos dieron, ya que sin ellos seguramente nos habrían tomado el pelo en ese instinto de negocio que tan arraigado tienen...
Un auténtico lujo en el centro de Marrakech, de lo más recomendable.
Optar por un Riad es la mejor elección de alojamiento que uno puede escoger.
Optar por un Riad es la mejor elección de alojamiento que uno puede escoger.
Un placer.
Peace, L*.
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